
"Y cuando me doy cuenta de cómo vamos a pasar por este mundo sin dejar huella después de haber llevado unas vidas estúpidas, comprendo con rabia que en la vida lo único que queda es el amor"ORHAN PAMUK
Esta cita, de la que se extrae el título, abre Lo único que queda es el amor (O único que queda é o amor), una colección de cuentos del gallego Agustín Fernández Paz que giran en torno al amor. Todos comienzan con una cita y en la mayoría hay referencias poéticas o literarias en general. Muestra en numerosas ocasiones su pasión por José Ángel Valente. Aunque con excepciones, son historias recordadas por los protagonistas años después y las recorre una sensación de añoranza y de pérdida. Las ilustraciones de Pablo Auladell, hechas con lápiz y acrílico, parecen sacadas directamente de recuerdos nostálgicos o de sueños, muy acordes con los cuentos.
El libro es un conjunto de relatos que tienen el amor como eje común, y cuyos finales revisten el encanto y el desencanto con un halo de optimismo al apostar decididamente sus protagonistas por el amor.Diana, Sara, Pablo, Laura y Adrián son personajes de sus relatos que se enamoran y descubren un sentimiento poderoso en el amor, capaz de transformar sus vidas y de cambiarlas por completo, pero también conocen el lado amargo del desamor, de la ausencia y del amor frustrado.
Relatos sorprendentes, íntimos, que conectan con lo más entrañable: Extraña lucidez, Amor de Agosto,Un radiante silencio, Una historia de fantasmas, Ríos de la memoria, Elogio de la filatelia,Una foto en la calle, Después de tantos años....
Para mí, fue muy especial el titulado"Un río de palabras"que cuenta cómo un chico genera una plaga de libros en la ciudad.

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