Todos los políticos no son iguales, pero lo parecen


"Siendo sinceros, la clase política siempre estuvo desprestigiada. Si por algo destacaba el político en el imaginario popular era por su capacidad para disfrazar la mentira, por hacer de cada solución un problema y por anteponer sus intereses personales a los colectivos. De un político siempre podía esperarse que prometiera construir un puente aunque no hubiera río, y esa impresión se mantiene en la actualidad, con la diferencia de que ahora tenemos la certeza de que a lo largo de la obra alguien se llevará la comisión correspondiente.
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De los políticos siempre se ha hablado muy mal y se ha generalizado injustamente. Es obvio que los manilargos son la abundante excepción entre quienes se dedican a la actividad pública, aunque en los últimos tiempos, debido a la proliferación de los casos de corrupción, se ha consolidado la vieja creencia de que todos están cortados por el mismo patrón. Esta presunción de que todos son iguales tiene efectos demoledores para el propio sistema democrático, que se basa en la confianza de que los que hacen las leyes no dedican la mitad de su tiempo a estudiar cómo transgredirlas.

Suya es la culpa de este creciente desapego en la democracia. La ciudadanía sabe que la corrupción ha existido siempre y que no es exclusiva de ninguna casta, y precisamente por eso no se la puede tomar por idiota. A un partido le puede salir rana desde el tesorero al presidente autonómico, pasando por el alcalde, el concejal y hasta por el vigilante jurado de la puerta. Lo que ya no cuela es que ninguno de estos maleantes sea señalado por quienes le rodean. Es demasiada casualidad que las corruptelas de un político siempre sean descubiertas por los jueces o por la prensa, pero nunca por sus compañeros de partido, por lo que cabe suponer que está gente vive en la inopia -en Babia, si son de León- o que practican un silencio cómplice, una suerte de omertá mafiosa que protege y ampara a los delincuentes.
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Juan Carlos Escudier- extracto del artículo Todos los políticos no son iguales, pero lo parecen

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