Amigos invisibles



Me encanta regalar. Admito que me agobia salir de compras, que me produce malestar sentirme (sentirnos) tan consumista, pero me supone un profundo placer pensar en la otra persona,me divierte elegir, preparar o tramar el regalo, adivinar su pequeña alegría al recibir mi presente.

Otro tema que no tengo muy claro es la moda del AMIGO INVISIBLE. Confieso que he participado durante años en mi escuela. Allí era (es) todo un acontecimiento festivo, todo un despliegue de afectividad, creatividad e incluso arte. Me he divertido muchísimo.Era capaz de pasar horas escribiendo, haciendo manualidades o estrujandome los sesos hasta altas horas por mi amigo invisible. El gasto económico no era mucho. Sin embargo, en todas las ocasiones, me he planteado si no sería mejor para mí dedicar mis energías y mis fondos a OTROS AMIGOS INVISIBLES.

Me hace feliz el juego, soy una víctima voluntaria de los placeres de la sociedad de consumo y no pretendo hacer apología de la caridad, pero no estaría mal que de vez en cuando, nos acordasemos de la posibilidad de tener OTROS AMIGOS INVISIBLES.

Si sales por tu pueblo o por tu ciudad seguro que encontrarás manos tendidas, en los medios de comunicación podrás encontrar miles de causas en las que participar, en internet cientos de canales de solidaridad...

Tengo muy claras las responsabilidades de nuestros gobiernos respecto de la justicia y la ayuda social, pero un pequeño gesto no hace daño a ninguna ética y alegra más de un momento de alguna vida invisible.

No hay comentarios: