Cuando conocí la música de Elvis allá por los 70, mi madre todavía seguía loquita por sus huesos.Fueron muchas las sobremesas de sábado que disfrutamos juntas de las eternas reposiciones de sus películas. Yo no acababa de comprender porqué mi madre se quedaba extasiada con la visión de aquel chico repeinado de facciones infantiles, no sabía por qué era transgesora su música, ni endiablado el movimiento de sus caderas. Pero sí escuché muchas veces con los ojos cerrados todas y cada una de las tonalidades de su voz como si quisiese encerrarlas en algún lugar del alma. También puse algún rock a todo volumen y me permití momentos de desenfrenada evasión ritmica.En los años de mi adolescencia, yo debí ser una niña de gustos musicales rarillos. Elvis sólo era ya el ídolo de maduritas, había fallecido en completa decadencia y, sin embargo....mi primer poster en la habitación tenía el rostro de Elvis, mi primera cinta de cassette fue de Elvis....
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