Hitler adoraba a los perros: Hasta la peineta


Hitler adoraba a los perros.

Recordaba ayer sufriendo el final de la película "El niño del pijama de rayas" que mi hijo se empeñó en ver.

Hitler adoraba a los perros.

Días atrás, una muchacha lloraba consternada por la historia de una perrilla abandonada en pleno temporal de frío y nieve. No se inmutó ante el recuerdo de las gentes desgraciadas que todavía hoy viven bajo los puentes del viejo cauce del río.

Hitler adoraba a los perros

Su esposo se quedó sin trabajo. Ella lleva varios años limpiando casas 6 días a la semana, el séptimo limpia la suya. Asistencia social compra los libros para sus hijos. Acaba de solicitar un préstamo bancario para comprar a su hija el mejor vestido de fallera y hacer un buen banquete. No va a permitir que su niña vaya de alquiler o de prerstado.....

Hitler adoraba a los perros

Desprecio abiertamente la superfiocialidad del consumismo desaforado. Ayer, hablando con una amiga de su reciente viaje a Milán, lo primero que me interesó fué saber cómo era la calle aquella que llaman" la milla de oro" (allí también) , que me hablara de lujos y de cifras desorbitadas...

Hitler adoraba a los perros

Él proclama con vehemencia sus ideales defendiendo a toda costa la apertura y la flexibilidad mental. Alza su voz histérica , o si tienes suierte te sonríe con desprecio, cuando disientes en el más mínimo detalle.

Hitler adoraba a los perros

Ella avanzada política de izquierdas exhibiendo cada día en su web los postulados liberales del partido y su adhesión a una ideología por el pluralismo, la cooperación...Hace poco defendía la necesaria unión de las izquierdas en el país. Fue incapaz de mantener nisiquiera una hora una discreta convocatoria de asamblea de un partido de izquierdas que no era el suyo en su muro de facebook....

Hitler adoraba a los perros

Ella llora profundamente apenada con cualquier película de cine de barrio. Asiste impasible a los funerales de las gentes que dice estimar...

Hitler adoraba a los perros

Él contiene la respiración, mantiene la mirada fija en un punto, incluso llega a ruborizarse. Acaba de escuchar por la radio el relato del último gol de su equipo preferido de balonpié.
Su esposa está últimamente muy triste.Llora en la cocina.
Él  pasará a su lado y tan sólo le dirá un hasta luego ...sin rubor

Hitler adoraba a los perros.


Qué va...no somos asesinos, locos, genocidas...no....pero...¡¡tenemos tantas contradicciones¡¡¡..

Estoy hasta la peineta de declaraciones y alardeos de solidaridad, de bondad, de justicia, de sensibilidad, de ética, de valores....¡¡¡Sociedad de panderetas¡¡¡

Nos hace falta un buen baño de humildad (de la auténtica) , un gran chute de sentido común y una inyección con dosis elevadas de respeto y elegancia.

Perdonen ustedes.HOY ESTOY HASTA LA PEINETA...

Mañana será otro día.


3 comentarios:

Fernando Manero dijo...

En medio de ese mar de contradicciones existen también personas solidarias, personas que aman a las personas, que se esfuerzan, que no presumen de lo que tienen, que dan lo que pueden sin esperar nada a cambio. Hay mucha cretinez sin duda pero también es cierto que no es justo olvidar a los que no lo son. Gracias a ellos nuestras peinetas pueden lucirse sin la sensación de sentirnos incómodos.

Nor dijo...

Claro que sí, Fernando. ¿Cómo seguir adelante si no?. Pero entre nuestras contradicciones también están las luces del optimismo, la fortaleza y el espñiritu de lucha , o las sombras de la debilidad, el cansancio y el hastío. Hoy había rato de sombras. Humana y contrahecha que es una.

Anónimo dijo...

Genial, Leonor. Y como ¨casi siempre" de una lucidez aplastante e incluso "asustante". Ay, ay, ay...

P.D. la peineta y la mantilla las pongo yo. Mercedes