Neoinquisidores

Me pregunto si alguien no habrá sentido un regustillo casi infantil al pronunciar palabrotas soeces o usar términos escatológicos en más de una ocasión, si no habrá experimentado un profundo alivio al dar un alarido o soltar algún fraseo vociferante. O incluso si más allá de lo prohibido o inadecuado no ha sentido la satisfacción personal de defender su dignidad y reforzar su autoestima al terminar una conversación de forma enviar al interlocutor a "freir espárragos"(por ser "suave").

Sin embargo, parece que hemos llegado a un punto en que el salvaje oeste parecería la casa de la pradera. Parece como si el bienestar y la liberación personal sólo pudiera seguir los caminos más primitivos , como si la libertad de expresión , o incluso los principios democráticos se cifraran tan sólo siguiendo los cauces que marcan los instintos más agresivos e irrespetuosos. Parece como si  nadie tuviese muy claro lo que debe permitirse y lo que debe censurarse.En muchas ocasiones,sólo el hecho de que te importe el tema de las buenas maneras ya te puede acarrear una calificación de cursi o "carca", si te atreves a reprobar los insultos, las agresiones quizá seas un neoinquisidor y estés atentando contra la sociedad libre y democrática, cuando no contra la salud mental de algún interfecto.

Así nos encontramos con la incesante proliferación de revientaforos que campan  sus anchas en la red o medios de comunicación, los espanzurraclases que imposibilitan el aprendizajes en las escuelas o institutos, los espantadebates que manejan colectivos, organizaciones y partidos, los ni-nis y tertu-liantes que copan los espacios televisivos, los enanos que vociferan perpétuos improperios en el parque, o los forofos que desahogan sus traumas ante una absurda pelota...

Quizá el buscar las palabras correctas,la expresión adecuada,  la argumentación eficaz o la estrategia inteligente también es un atentado contra la salud mental y la libertad. Quién sabe....

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