"Juran que esa paloma
no es otra cosa más que su alma,
que todavía la espera
a que regrese la desdichada"
"Cucurrucucú, paloma" , con un título onomatopéyico casi cómico, infantil, es una de las canciones que más logran entristecerme. Me provoca una profunda melacolía y me hacen sentir toda la pena y toda la soledad de aquellos que pasaron sus vidas conscientes de que su alma les esperaba.
La antigua versión de Pedro Infante era quizá más ligera, dándole ese tono de realismo constumbrista más llevadero a cualquier drama que sólo el folcklore mejicano sabe transformar. Me impresiona, me conmueve y me emociona la versión que Caetano Veloso hace de esta canción de Tomás Méndez, convirtiéndola en un llanto íntimo, casi un desgarro.
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