El señor Pip

El señor Pip es una conmovedora historia de la que disfruté el verano pasado. Otro de los estupendos regalos con los que suele sorprenderme mi amiga Pilar.La imagino absorta, registrando, escudriñando, aventurándose entre los estantes de la librería e imaginándonos en el deleite de cada una de las historias con las que nos obsequia.

En El señor Pip, Lloyd Jones nos presenta el poder de la lectura como creador de un mundo paralelo, como una realidad alternativa en que podemos refugiarnos cuando nuestro propio mundo es cruel o frío.

La protagonista, Matilda,  vive en Bouganville, una recóndita isla del Pacífico asolada por una guerra civil, en un poblado costero. Allí, el único hombre blanco que queda, el Sr. Watts, se decide a reabrir la escuela, aunque no es maestro. Se le ocurre impartir clase  leyendo cada día fragmentos de "Grandes esperanzas" de Dickens. Alternando la lectura del libro se le ocurre que los padres de los alumnos podrían ir a la escuela y dar consejos a los niños sobre aquellas cosas que crean necesarias y prácticas en la vida.

Las aventuras de Pip cautivan a los niños, en especial a Matilda que vive fascinada por el personaje, hasta tal punto en el que la línea entre realidad y ficción parece desdibujarse.Su madre no está muy de acuerdo y muestra su oposición al método de enseñanza al sentir peligrar su referente de adulta.
La tragedia caerá sobre el poblado cuando unos guerrilleros confundan a Pip con una persona real, creyendo que es  un rebelde que están escondiendo.

Lectura fácil, trama enternecedora y con un punto mágico muy atractivo.

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