Del amor por la lectura


Anoche me acordaba de un recorte de mi “cajón de cachitos”. Esta mañana rebusqué y lo rescaté.
Se trata de un artículo que apareció en la sección de Cultura de El País con ocasión de la publicación del libro “La librería de noche” de un escritor que no conozco llamado Alberto Manguel. En la entrevista el escritor cuenta cómo nació su amor por los libros:


"Yo era un pequeño adulto, me crió mi nodriza, con la que aprendí el inglés y el alemán, mis dos lenguas maternas, y ella, que no tenía muy claro lo que era un niño, ponía libros a mi disposición y una vez a la semana me llevaba a comprar uno. Pero el apasionamiento por ellos era cosa mía, enseguida reconocí que los libros eran una forma de abrirme al mundo. Pasé la infancia de país en país, y volver cada noche a mis libros era una forma de volver a lo conocido"


El suceso que me condujo a rebuscar y reflexionar fue algo muy entrañable.


Anoche a última hora apareció por mi casa con sonrisa de oreja a oreja, chirivitas en los ojos y cara de domingo mi amiga Pilar. En sus manos, cual ofrenda virginal, portaba un ejemplar de “La reina en el palacio de las corrientes de aire” (Soy Larssonadicta, por cierto). Se sucedieron abrazos, grititos cursis,saltitos ridículos, una imagen poco apropiada para maduritas interesantes , todo ello aderezado por los ladridos de mi perro Benitus que intuía jolgorio festivo.


Ya en soledad fuí consciente que la sonrisa todavía permanecía en mi rostro. No está mal tener una atrofia de felicidad. Por mi mente se sucedían imagenes , como en las películas, de escenas de mi afición lectora: de las más corrientes, a las más disparatadas.....y en todas ellas era feliz. Sin embargo, cuando intento recordar cuando comenzó mi afición por los libros no hay ni una sola escena, no puedo entender los motivos, no puedo redescubrir los momentos.....


Por eso, me acordé de aquel artículo, de la abismal diferencia en la vivencia del señor Manguel y la mía, y sin embargo llegar ambos al amor por los libros, por la lectura(probablemente no el mismo, pero amor al fin y al cabo).


"Yo era una niña muy inocente,muy “infantil”, me crió mi abuela, que no sabía leer ni escribir, y ella, que no tenía muy claro lo que era un libro,jamás se le ocurrió comprarme uno y no entendía cómo el dinerillo para golosinas lo podía gastar en tebeos. El apasionamiento por los tebeos, los cuentos y los libros era cosa mía, enseguida los reconocí como una forma de abrirme al mundo y como una forma de reconocerme en el mundo. Pasé la infancia en mi pequeño pueblo, y viajar cada noche a mis libros era una forma de volar por el mundo real e imaginario"

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