La escuela ¿no sirve para nada?

Hace unos días en el blog El Adarve, Miguel Angel Santos Guerra escribe un interesante post “La escuela no sirve para nada” a partir del artículo del mismo título de Phillipe Perrenoud.

El artículo de Perrenoud comienza de esta forma tan contundente:
“Bin Laden y los terroristas son personas muy instruidas. Como muchos tiranos y fanáticos. Como la mayor parte de quienes organizan el crimen. Como los dirigentes de las multinacionales que juegan con el dinero de los accionistas y se burlan de los usuarios tanto como del bien público. Entre los doce dignatarios nazis que decidieron crear los campos de exterminio más de la mitad tenían un doctorado. Los acontecimientos que agitan el mundo prueban una vez más que un elevado nivel de formación no garantiza nada en el orden de la ética”.

Santos Guerra termina con uno de sus usuales símiles:
Si se explicase el fracaso de la sanidad diciendo que los organismos de los pacientes no resisten los excelentes tratamientos de los médicos, el buen funcionamiento de los hospitales y las excelentes políticas sanitarias, nada podría mejorar en la atención sanitaria. Quien tendría que mejorar son los pacientes. No digo con esto que los pacientes sean perfectos. Ya sé que no lo son. Ya sé que algunos no colaboran de forma adecuada con las exigencias de su salud. Pero si todo el fracaso se explicase por sus limitaciones y deficiencias, el camino de la mejora profesional sanitaria estaría completamente bloqueado. Lo mismo sucede en el mundo de la educación.

En el artículo y los comentarios que se generan se plantean los mismos debates no resueltos, eternos debates en el mundo educativo desde que soy consciente de ello: la escuela formativa frente a la escuela instructiva; el papel ,la responsabilidad y las posibilidades de la escuela en la formación ética, y el desfase entre los planteamientos teóricos de la educación y la realidad práctica.

A veces, para contruir una escuela formativa no es necesario recurrir a planteamientos teóricos grandilocuentes , ni a los ultimos recursos tecnológicos, ni a clases uniformadas con ratios de 10 alumnos, ni asignaturas específicas....A veces, es suficiente con un poco de amor por la educación , un nivel óptimo de formación pedagógica y mucho sentido común. No formarás personas solidarias si jamás les pones en la tesitura de compartir, no fomentarás la creatividad si tus propuestas de trabajo son totalmente cerradas, no tendrás ciudadanos y ciudadanas participativos si no tienen ningún momento para hacer preguntas o si sus propuestas no van a ningún lado, no habrá personas con iniciativa si todo está perfectamente cuadriculado...

Tampoco puedo ser simplista, pues la determinación de los contenidos y objetivos del currículum, así como la ordenación del recorrido educativo son factores plenamente determinantes del enfoque formativo

De cualquier modo, es necesario plantearse qué es lo que está pasando. Si nos quejamos de una juventud abúlica, insensible, sumisa, manipulable, individualista....algo tendremos que ver la escuela y la familia.

O tal vez acabemos recurriendo , como siempre, al victimismo social . Facilmente recurrimos a la coletilla “toda la culpa es de esta sociedad en la que vivimos” , como si sociedad fuese un ente etéreo de que no formamos parte.

Os recomiendo la lectura completa del artículo de Santos Guerra en este enlace
El artículo de Perrenoud podéis verlo en esta página
(Fotografía de Díaz Maroto)

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