Viviendo


Hay un proverbio, que no recuerdo muy bien, pero que viene a decir algo así como: "Si tus palabras no son más bellas que el silencio, no las digas". Para mi hijo adolescente, esa parece ser su máxima: Es un tipo silencioso,serio. No es especialmente taciturno o introvertido,habla poco, pero cuando lo hace no se detiene en banalidades. Desde muy pequeño son numerosas las ocasiones en que me sorprende con sus preguntas, sus reflexiones o sus conclusiones.


Ayer, situando varias actividades pendientes en el pequeño calendario de la cocina, nos tropezamos con el día de nuestro cumpleaños. Nacimos ambos un 26 de Agosto. Él cumplirá 15, yo 46. Sin mediar más que una rápida mirada del calendario a mis ojos me dice:


-" Mamá: cuando yo tenga 46 como tú, voy a ser muy, muy feliz"

-¿Y eso?-le pregunto

-Porque habré logrado llegar a los 46 años sin que me pase nada. Significará que estoy vivo. Y por eso podré ser muy feliz. ¿Tú no eres feliz por eso?


En segundos pasaron por mi mente las miles de botellas medio vacías y medio llenas que he visto en todo este tiempo, las rocas de Sísifo con las que he cargado a lo largo de los años, las nubes por las que he volado, los infiernos por los que caminé, las ambiciones dormidas y los sueños despierta......


Su sonrisa interrogante esperaba


-Sí ,cariño. Soy feliz por eso. Y por que además he sido una mujer con mucha suerte pero de eso ya hablamos otro día.....


Hubiese querido decirle entonces que una de las mejores cosas de esos 46 años era haberle conocido a él, pero para eso no me hace falta la palabra....hay todo un mundo entre su silencio y el mío. Para todo lo demás todavía le queda una larga vida para aprender, desaprender y reaprender....

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