No soy muy dada al lenguaje soez, siento cierta inclinación por los eufemismos y no suelo utilizar tacos. Tampoco soy acérrima opositora a su utilización: amén de su efecto terapéutico ,pueden ser un recurso estético muy conveniente.
Pero...hay ocasiones en que los palabrones parecen brotar en la garganta. El nivel de saturación y de hartazgo es tal, que hay momentos en que una incontrolable vibración hace emerger de mis cuerdas vocales los términos más escatológicos e irrespetuosos.
Para culminar una semana repleta de pequeñeces desastrosas, esta mañana me robaron mi querida bicicleta. Sólo es una bicicleta vieja, pero es mi medio de transporte, es mi posibilidad de desplazamiento cuando el dolor me impide andar, es mi terapia cuando la pena oprime mi pecho, es mi diversión .....LLeva conmigo 19 años y hemos compartido mucha historia juntas. ´
Vivo en un pueblo relativamente pequeño, sólo es una vieja bici, sólo fueron unos minutos en la puerta de casa mientras dejaba a una perrilla famélica que acababa de encontrar abandonada en la calle....
"Me pregunté cómo era posible que una palabra tan pronunciada por tanta gente a lo largo de tantos siglos no hubiera perdido en el camino ni un ápice de su fuerza expresiva y su sabor. ¿Había alguna que pudiera jactarse de haber sido pronunciada más veces que hijoputa? No, no debía de haber muchas palabras que pudieran enorgullecerse de haber mantenido tanto tiempo su reinado en lo más alto del hit parade lingüístico. Hijo de puta sonaba más fino, melodioso y descafeinado, porque la suavidad de la de atenuaba en cierto modo el áspero y súbito esputo de la jota y también el estallido final de la te. Hijoputa sabía a ajo y a sudor, a puchero, a guiso fuerte y muy especiado derramando su denso aroma e impregnándolo todos, a carne de caza colgando sobre mis narices al borde de la putrefacción. Sólo de repetirla una y otra vez y amasarla en la boca con voluptuosidad sentía que mi aliento se espesaba y se hacía más acre y ácido, y esa evolución hacia la fetidez me llenó de un extraño placer."
Pero...hay ocasiones en que los palabrones parecen brotar en la garganta. El nivel de saturación y de hartazgo es tal, que hay momentos en que una incontrolable vibración hace emerger de mis cuerdas vocales los términos más escatológicos e irrespetuosos.
Para culminar una semana repleta de pequeñeces desastrosas, esta mañana me robaron mi querida bicicleta. Sólo es una bicicleta vieja, pero es mi medio de transporte, es mi posibilidad de desplazamiento cuando el dolor me impide andar, es mi terapia cuando la pena oprime mi pecho, es mi diversión .....LLeva conmigo 19 años y hemos compartido mucha historia juntas. ´
Vivo en un pueblo relativamente pequeño, sólo es una vieja bici, sólo fueron unos minutos en la puerta de casa mientras dejaba a una perrilla famélica que acababa de encontrar abandonada en la calle....
"Me pregunté cómo era posible que una palabra tan pronunciada por tanta gente a lo largo de tantos siglos no hubiera perdido en el camino ni un ápice de su fuerza expresiva y su sabor. ¿Había alguna que pudiera jactarse de haber sido pronunciada más veces que hijoputa? No, no debía de haber muchas palabras que pudieran enorgullecerse de haber mantenido tanto tiempo su reinado en lo más alto del hit parade lingüístico. Hijo de puta sonaba más fino, melodioso y descafeinado, porque la suavidad de la de atenuaba en cierto modo el áspero y súbito esputo de la jota y también el estallido final de la te. Hijoputa sabía a ajo y a sudor, a puchero, a guiso fuerte y muy especiado derramando su denso aroma e impregnándolo todos, a carne de caza colgando sobre mis narices al borde de la putrefacción. Sólo de repetirla una y otra vez y amasarla en la boca con voluptuosidad sentía que mi aliento se espesaba y se hacía más acre y ácido, y esa evolución hacia la fetidez me llenó de un extraño placer."
(Mercedes Abad, "El vecino de abajo". Leído en el blog A pie de aula)
1 comentario:
¿y porqué no expresar de una forma tan contundente y precisa lo que uno piensa del hijoputa que roba una bici, sabiendo que hace daño?. Las palabras tienen sus connotaciones y sirven para lo que deben servir. Si, como ocurre en este caso, el término aúna claridad y desahogo, pues bienvenido sea como reacción verbal al hechom que lo motiva. Y si encima añades la de ladrón, pues entonces uno se queda "de puta madre". Asi es nuestra lengua, así la empleamos.
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