Carta Abierta a un Adulto

"Tiemblo cada vez que adultos como usted se atreven a opinar, muchas veces sin saber, sobre el comportamiento de los adolescentes; sí, los adolescentes: con la generalización como bandera. No hago excepción sobre ningún tema: sexualidad, botellón, educación…Si me permite hablarle claro, salvando a unos pocos la mayoría no tienen ni puta idea. No sé si debería pedir perdón por considerarme todavía adolescente, pero es que, con la mayor cuota de sinceridad que soy capaz – no mucha, ojo: no se vaya a fiar del delictivo y embustero comportamiento propio de mi edad – puedo reconocer que si lo de adolescente me queda algo lejano, lo de adulto mejor ni hablar.

Hace tiempo que dejé de practicar con asiduidad el noble ejercicio del botellón. Y no por falta de ganas: siempre y cuando se trate con respeto a personas, animales y cosas, es una forma como otra cualquiera de socializarse. En el XIX y principios del XX – hace dos días, no ponga esa cara - los jóvenes departían sobre política, literatura y mujeres en las mesas de los cafés, reuniones que acababan bajo las luces rojas de los burdeles; y nuestros padres, adultos que por lo visto nunca rompieron un plato, como Usted, pusieron la primera piedra al botellón hacinados alrededor de un tocadiscos en los guateques bañados en ponche y güisqui, cheli. Estas prácticas también tuvieron sus detractores, Usted lo sabrá mejor que yo, no sé si tantas como el botellón: reconózcame que los mayores cada vez son más cascarrabias. Y ahora esas reuniones tienen tanta literatura como las catedrales o el cinismo de los detectives privados.

Decía que sé de buena tinta lo que es un botellón y no me considero ningún vándalo, ni tengo problemas con el alcohol; también sé que, sin ser un erudito en temas sexuales – huelga decir que por falta de talento y no por ganas -, la píldora del día después no es un método anticonceptivo comparable con los preservativos y conozco sus efectos secundarios. También sé que aunque haya jugado alguna que otra ocasión a videojuegos más o menos violentos – nunca he jugado al rol, por cierto: si se hubiera alertado a la juventud de la transición sobre los terribles daños de la heroína con la misma intensidad que se ha demonizado el rol otro gallo les hubiera cantado a los Antonio Vega, Urquijo y compañía, claras víctimas de una tremenda desinformación – no debo secuestrar, atropellar o disparar a nadie por la calle. Por lo menos si nada lo justifica.

Así que, querido Adulto, sé que usted dio el callo para llevar a este país desde una dictadura a la democracia con algunas libertades que hoy los jóvenes podemos disfrutar – y que no siempre sabemos valorar -, pero las transiciones políticas poco se parecen a la transición que todo Ser sufre en el paso de niño a adulto. Ponga entusiasmo en averiguar por qué hacemos botellón o por qué existen embarazos no deseados entre adolescentes – acabará practicando la autocrítica y no tanto la crítica como viene haciendo hasta ahora -, intenten comprendernos y escúchenos: la juventud tenemos muchas cosas que contar, nos gusta leer y saber tanto como a otras generaciones. Ninguna generación se parece a otra, todas viven circunstancias distintas que las hacen únicas, aunque sí compartimos comportamientos innatos como la rebeldía que muchas veces nos ciega y nos hace considerar mamarrachadas de viejos los consejos de veterano que ustedes nos ofrecen. De ahí que tiemble, como ya dije, cada vez que adultos se suben al balcón de la crítica a mirar por encima del hombro los comportamientos de los adolescentes e inmediatamente demonizar cualquier acción; nos ayudan sus consejos y no tanto sus críticas, muchas de ellas despiadadas e injustificadas. Haga saber a los suyos que deben poner los pies en la tierra, si se me permite el consejo, y miren lo que nos rodea para saber cuál es la raíz de los problemas que nos atribuyen.

A ver si de una vez por todas deja de tratarnos como si fuésemos una panda de descerebrados y de gilipollas. Haberlos haylos, claro, como en cualquier otra generación."
 
Publicada por Toni Rajo en "El salteador de caminos perdidos"

3 comentarios:

Toni Rajo dijo...

Vaya, acabo de toparme de casualidad con esto. Es un honor que te mencionen en otro blog.

Gracias.

Nor dijo...

Lo es encontrarse con un escrito como el tuyo. Comparto totalmente la idea, la expresas con contundencia y claridad y ciertas "adultas" necesitamos recordar esto de vez en cuando. Muchas veces, la rutina, la preocupación, las ataduras a las expectativas propias y ajenas nos alejan de nuestra propia esencia y nuestros propios pensamientos y nos vemos envueltas en la red de "prejuicios" que impone la sociedad. Ojalá recuperásemos más a menudo el "sentido común". Gracias por tu reflexión.

Anónimo dijo...

Está claro que la sociedad crea estereotipos generalizando sobre la mayoría de adolescentes unos rasgos de identidad que si se los aplicas a alguien como Toni Rajo, es evidente que se sentirá ofendido. El problema es que hay pocos que sean eruditos de este tiempo con su edad y que abracen abiertamente la cultura como lo hace ToniRa (cada dia me asombra más) y a la vez sea capaz de divertirse como un joven actual. Lo cortés no quita lo valiente, pero lamentablemente los valores que administra la actual sociedad no sostiene un sistema eficaz que catalice a la actual juventud hacia un futuro sostenible, sino mas bien , está abocado al fracaso general. Esta es mi opinión y sin ánimo de desvirtuar esta excelente carta por parte de ToniRa un saludo cordial. Xisco Clavijo.