Sueño rosa




Hay ocasiones en que los vericuetos de la mente subconsciente le transportan a una a lugares insospechados. Hoy me desperté con la clara visión de una pantalla gigante rosa, por la que caminaba con elegancia, armonía e incluso un poco de "ironía" un bichejo larguiducho y grácil. Hasta podía oir los sonidos de aquel tema de Mancini. Del sueño a la nostalgia sólo ha habido un pequeño paso.

Seguramente los drupis de edad media habrán adivinado de inmediato de quién hablo. Y es que La Pantera Rosa nació hace mucho tiempo, el mismo año que yo (allá por el siglo pasado) y me acompañó en ratos entrañables de mi infancia y mi adolescencia.

 Los episodios estaban doblados en español sudamericano, como casi todos los dibujos animados de aquella época. Creo que muchos niños incluso llegamos a creer que aquel era el idioma real de los dibujos (bendita inocencia).Los capítulos eran extraordinariamente breves y esperábamos con ansia la siguiente aventurilla de tan singular personaje. La Pantera Rosa era elegante, inteligente con un buen equilibrio entre cierta inocencia y pillería, con un punto gamberro sutil y simpático.

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