El "Cigarrón"


En las últimas semanas parece ser que ha emergido un nuevo fenómeno lúdico-social: El CIGARRÓN.
Emulando el conocido "Botellón" algunos fumadres y simpatizantes comienzan a convocar quedadas en las redes sociales, el ambiente en las zonas de bares diurnos es durante toda la semana tan animado que recuerda a las primaverales fiestas de fallas (aunque con bufanda) y las zonas nocturnas son una algarabía festiva trasladada a las aceras. He leído que incluso las protestas vecinales se han multiplicado por la nueva costumbre de hacer cenas, fiestas o reuniones en las casas particulares, incluso en garajes o patios donde no llega la prohibición de fumar.

Soy fumadora empedernida (aunque hasta a mí me resulta irracional e incomprensible) y defiendo  a ultranza los derechos de los no-fumadores. Sin embargo no soy partidaria de prohibiciones , pienso que la mayoría de las libertades son compatibles y que el único recurso realmente ético es la educación. Sólo con educación se consigue una verdadera interiorización de los valores de respeto por uno mismo y por los demás.  La prohibición no es más que el instrumento fácil para sociedades poco evolucionadas. Las medidas coercitivas son más prácticas y posiblemente de efecto más inmediato, pero no ayudan a crecer y sólo crean desasosiego, crispación e inmadurez.

Soy partidaria de actitudes de rebeldía contra las normas de prohibición, aunque no defiendo que se deba fumar en espacios públicos cerrados si no son de índole específica. Sin embargo, lamento profundamente que la mayoría de gestos de "insumisión" estén guiados por puros intereses económicos o por energúmenos egocéntricos.

De todos modos, creo que "cigarrones", fiestones e insumisos tienen los días contados No es la española , en general, una sociedad de rebeliones sino de voceríos transitorios ("arrancà de cavall, parà de burra vella"- arranque de caballo y parada de burra vieja-como reza el dicho) y acaba adaptándose sin grandes batallas a cualquier prohibición.

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