Engañar con la verdad

"Sí, se puede engañar diciendo la verdad. Lo expresa muy bien aquella historia del capitán de un barco que, un buen día (o malo, vaya usted a saber), se emborracha hasta perder la noción de la realidad. Su segundo de a bordo, que tiene que hacerse cargo del gobierno del barco, escribe esa noche en el cuaderno de bitácora:
- Nota: Hoy, el capitán se ha emborrachado.
Al día siguiente, el capitán, ya lúcido, se hace cargo del barco y de la redacción y termina su informe del día escribiendo:
- Nota: Hoy mi segundo de a bordo no se ha emborrachado."
 
de Miguel Ángel Santos-Guerra

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