Reivindicación del lidonero


Suelo salir a pasear a mi perro por unos solares en construcción que hay frente a mi barrio. Entre aceras, grupos de bloques y labrillos, y alguna grúa desperdigada revive todo un ecosistema poblado de decenas de hierbas, flores, plantas y arbustos. Toda una lección de naturaleza que se empeña en emerger entre los baldosines del parque. Destacan por su vigor unos grandes arbustos de granados salvajes y algún algarrobo olvidado. Por distintos rincones siguen reapareciendo esbeltas ramillas de lidonero, más allá un grupo de árboles frondosos.
El lidonero o llidoner tiene multitud de nombres (celtis australis, almez, almezo, ladonero,
lidonero, lotono, almecino ,latonero, lledoner) y es típico de la región meditarránea y del este peninsular.

Es un árbol de tronco recto, copa amplia, porte majestuoso, que puede alcanzar los 25m de altura.Los frutos son una drupa esférica de apenas 1cm. Al principio son verdes, luego amarillos y casi negros cuando maduran. Son comestibles aunque poseen mucho hueso y poca carne. Algunas aves sí se sienten atraídas por estos frutos.

De este árbol se empleaban las hojas y frutos verdes como astringentes para elaborar remedios contra la disentería y el flujo menstrual abundante. Los chicos solían emplear los huesecillos para lanzarlos como proyectiles soplando por un canuto.
Antaño se plantaba para aprovechar sus ramas y elaborar con ellas bastones y horcas para aventar la parva en las eras, dada la elasticidad de su madera. También para aros de cubas y remos.

Es un árbol resistente y muy apropiado para la ornamentación urbana. Me pregunto por qué se empeñan en adornar nuestras calles y parques con palmeras, más propias de regiones más al sur y más cálidas. Pienso que sería más oportuno fomentar el conocimiento y la conservación de la flora autóctona.

Desde aquí, mi sencilla reivindicación del lidonero, compañero de atardeceres.

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