Abriendo los pétalos

"Generalmente, no es la palabra lo que es tan oscuro; es la idea expresada por ella lo que escapará a la comprensión del alumno. Este encuentra casi siempre la palabra cuando ha encontrado la idea. Además, la relación justa de la palabra con la idea y la formación de nuevas ideas constituyen para un alma de niño fenómenos tan complejos, tan delicados, tan misteriosos, que la menor intervención aparece como una fuerza ruda, incoherente, que detiene el desenvolvimiento del progreso.

'Comprende', se dice pronto; pero no todos comprenden, y ¡qué cosas tan diferentes se pueden comprender al mismo tiempo, leyendo el mismo libro! Tal escolar que no comprendió dos o tres palabras de una frase, escogerá la unión más aproximada a una idea y su conexión con las precedentes. Vosotros, el maestro, os apoyáis en cierto punto de vista; pero el alumno no siente la necesidad de comprender lo que pretendéis explicarle. A veces os ha comprendido sin poder demostraros que os ha comprendido; pero al mismo tiempo busca, adivina, asimila absolutamente una cosa del todo distinta que él siente más útil y más importante para sí. Vosotros, no obstante, le instáis a que se explique; le es preciso, pues, expresar con palabras la impresión que las palabras han producido en él; entonces calla, o se pone a declamar absurdos; miente,engaña, procura encontrar lo que le preguntáis, lo que es preciso, lo que os satisfaga; o bien se forja alguna dificultad que no existe, y lucha con ella; pero durante ese tiempo, la impresión general producida por el libro, el aroma poético que le ha ayudado para penetrar el sentido, se escapan de su entendimiento y desaparecen.

Es necesario poner al alumno en estado de comprender nuevas ideas y nuevas palabras con arreglo al sentido general del discurso. Oirá o leerá una palabra incomprensible, una vez en una frase incomprensible, otra vez en otra: la idea que expresa comenzará a ofrecérsele, a frecuentarla, y acabará por sentir la necesidad de emplear esa palabra de vez en cuando; la empleará una vez y la palabra con la idea llegarán a ser suyas. Y así las demás, hasta el infinito. Pero querer inculcar en el alumno por la demostración ideas y formas nuevas, es tan imposible, tan inútil, como querer enseñar a un niño a marchar siguiendo las leyes del equilibrio.

Cada una de estas tentativas, lejos de desenvolver al niño, le aleja del fin propuesto, como la mano ruda de un hombre que, por ayudar a que se abra la flor, desarrollase los pétalos violentamente."

Lev Tolstói

(Extractos del texto expuesto por Juan Mata en Discreto lector)

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