OJALÁ es una palabra de las que me retornan a tardes de la infancia, en los juegos callejeros , cuando allá por la Ribera del Júcar los niños y las niñas recién descubríamos la etimología de los nombres de nuestro entorno, y entre divertidos e incrédulos simulábamos saber hablar árabe. Empezábamos por el manido "ata la jaca a la reja" y entre risas seguíamos por los topónimos de los alrededores: Beneixida, Alcàntera, Alzira, Benigànim, Benimuslem, Alboraia...En la emoción seguíamos con las cosas más comunes : acequia, alcachofa, albaricoque, jarabe, azulejo, alguacil....
Ojalá era una de las más entrañables, lúdica, sonora...
Últimamente me sorprendo , a menudo, utilizando este vocablo. Será por los tiempos que vivimos, en que los deseos son más "realidad" que nunca, en que aún quedan sueños mezclados entre la impotencia, en que a veces sólo queda confiar en "el destino" (para algunos sus sueños, para algunos sus astros, para otros sus dioses...). Quizás.
Algunas personas entendidas dicen que la palabra procede del árabe hispánico"Insh Alá-In sh'a Allah)"que significa "lo que Dios quiera" o "Si Dios quisiera". Utilizamos la interjección para expresar un deseo vivo, intenso, casi como un ruego.
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